
Somos motitas de polvo estelar en un mar de estrellas, luchando por brillar más que compañeras fugaces.
Somos “Poquita cosa” luchando por resaltar en una marea de cabezas, engordar un ego primario e irracional.
No somos más que aquel o menos que otro, en defectos y virtudes estamos a la par.
Debemos mirar con los ojos del otro, sentir con la piel del vecino, escuchar los cánticos del de enfrente.
Todos seguimos una ruta diagonal que nos lleva por la vía Láctea, con el mismo don de oportunidades y derechos, con el mismo aire, el mismo frió y calor.
No hay que menospreciar nuestro trabajo, nuestro arte, nuestra esperanza ni la de los demás. Todos los esfuerzos han tenido sacrificios, sudores, noches en vela, todo merece su recompensa y reconocimiento.
Somos pequeñas pinceladas de un cuadro que dibuja el mundo, pintadas con la mano que decidamos escoger, trazados con sentimiento profundo o con envidia depende de cómo queramos esbozar nuestra vida.
Hagamos un museo de iguales con pasillos llenos de compresión, amor y tolerancia, donde nadie mire al de su derecha por encima del hombro ni que él de la izquierda mire hacia el mármol con pudor y temor abatido por su "insignificancia"
2 comentarios:
Emocionante sentir esa reflexión del sujeto y lo social a través de las pinceladas de "La noche estrellada". Si a Vang Gogh puede hacérsele una reflexión, es ésta, la que camina por los surcos dejados por cada uno de sus trazos. Si a él se le puede decir algo, es justo esto, aquello que llama a lo social, a la igualdad de unos derechos básicos que pertenecen al ser humano.
Ya que estudias psicología, siempre me ha emocionado uno de los retratos de Van Gogh del Musée d'Orsay, el azulado en el que los trazos marcados en surcos se hacen circulares como su pensamiento. Y siempre dirigidos a una misma obsesión en una época, su amigo Paul Gaughin, con el que mantuvo una larga relación. También dicen que por él se cortó la oreja...
Busca y construye en tus inmensas curiosidades, utópica Rosa soñadora:
http://www.vangoghgauguin.com/
Cada día entiendo más por qué te aprecian tanto las personas que conozco que están a tu lado.
Tus palabras siempre llegan al corazón y son de agradecer por la sinceridad y comprensión que transmiten.
Gracias por los regalos que calman mi curiosidad paginas llenas de presentes vivos que guardare entre mis rincones favoritos, es agradable conocer personas que gusten del arte y puedan compartir su conocimiento conmigo.
Y cuando termine los exámenes, te escribiré si quieres algún correo, aunque dudo que sean tan apasionados como las reflexiones escritas, pero me agradaría volver a mandar emails ahora considero ese arte algo especial.
Gracias por tus pequeños escritos no creo merecerlos
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