
Somos corriente versátil, alterable, mudable de amor y cariño como una tormenta de verano tan impredecible y tremenda en el azote del sentir.
Como un rio según el curso seremos más caudalosos o más escasos en este intenso sentir.
Como líquido unas veces seremos cristal transparente, hermoso en nuestras íntimas motivaciones, otras arrastraremos piedras, suciedad y excrementos a las orillas de otros.
Amamos a los circundantes por el roce constante con sus carnes, con sus palabras, con sus latidos, de los cuerpos lejanos distinguimos compasión, nostalgia y quizás cierta idealización.
Queremos a personas, a veces, como ornamentos que solo deseamos que permanezcan porque decoran con extraordinaria elegancia el salón de nuestra vida.
Otras solo las amamos por la costumbre de que formen parte de nuestra vida, pues aunque ya no escuchamos sus palabras, no palpitamos con su presencia son otra pieza cotidiana de nuestro tapiz.
Pero son formas de amar, valoradas en la medida en que los correspondemos, nuestra alma no puede albergar a todo el cosmos, no es tan altruista nuestro ser.
Sin embargo no es crítica, solo reflexión sobre los múltiples tipos de sentir amor.
El cariño que puede evocarnos la simpatía de un extraño al mostrarnos cortesía,
el amor fraternal de la familia dominio de lo “incondicional” o en teoría ejemplo de ese incondicional e inagotable amor de unos padres, de unos hermanos, de parientes cercanos en sangre… que se suele quedar en teoría en algunos eventos.
A pesar de que la lección pueda fracasar ese el amor, un sentimiento puro sin necesidad, sin intención, sin motivación, sin mas que mirar en el pozo interno del otro y descubrir el tesoro de esa persona por ser única, por ser especial en su esencia.
Un amor libre que cuando parta nos alegremos del tiempo compartido, pero no creo que este amor deba ser exclusivo de una pareja, sino también de amigos, de la familia…
Esta utópica emoción es el núcleo de religiones, el resumen de ellas podría pronunciarse con esta palabra-amor-. Sin egoísmo debemos apretar el corazón, exprimirlo en amores limpios y transparentes.
Aunque hay floreros que se quieren con el alma del dueño, las personas jarrones tampoco hay que subestimarlas, toda expresión de amor, cariño y afecto es buena si no rompes la profundidad de otra persona, copa, alfombra…
Mi portero es un hombre excepcional y a pesar de no conocerlo mas allá de sus corteses saludos echaría en falta su presencia pues conforma mi modo de relacionarme, cada forma humana elabora con su mirada y sonido el carácter de los demás, aunque cada persona elige su propio cemento los componentes de nuestra cuidad, pueblo, o aldea se convierten en rojos ladrillos de nuestra personalidad.
Todos nos enseñan un trocito nuevo del mundo por eso son preciados cada uno de nosotros.
2 comentarios:
Fantásticas reflexiones, Rosa, en torno al amor. Tan humano como trasversal, ocupa todos los instantes de la vida. A veces, cuando escuchamos a leemos a algunos pensadores que dicen que el ser humano es esencialmente un lobo para el hombre, yo personalmente sigo sin poder creerlo. La capacidad de amar supera, en la mayor parte de los casos, todo tipo de vaivenes de la vida. Mil gracias, y felicidades por el nuevo diseño!!
Muchas gracias Nieves, yo tampoco consigo creer lo de “homo hominis lupus” todos en el fondo compartimos ese sentimiento en común que supera las barreras de la cultura, de las clases y como dices omnipresente en nuestra vida, en distintitos grados o formas, pero siempre es el mismo. Puede sonar tópico pero considero el amor como un hilo rojo que nos une dándonos a todos un rumbo similar en el sentir.
Gracias amiga, echaba en falta tus gratas palabras
P.D: Por cierto enhorabuena por todo, me alegro que ya conozcas tu destino, un oasis al que transformar y llevar tu social revolución, no he estado por esas costas arábicas sin un día las visito te podré avisar, ¿no? Para que seas guía por esas valencianas tierras (sin abusar de la buena intención)
Publicar un comentario