
Hace poco escribía crudos párrafos en la pantalla de mi ordenador. Con ojos inundados en agridulce elemento pintaba el dolor en palabras airadas, duras y cargadas de un dolor desgarrador. Nunca los enseñe y tampoco creo que lo haga ahora aunque para liberarlos de tanta tristeza hablare de ellos pues para mi son hermosos, cierta belleza que se descubre a la luz de un nuevo día. Disipando las tinieblas de la noche Ahora esos pequeños epígrafes no tienen sentido pero al igual que otros pasajes tienen su parte en el puzzle de la vida, un periodo en el que solo podía escribir ya que contarlo me parecía o lo consideraba inapropiado porque todos necesitamos conservar algo intacto, sin violar sin sacar del interior. Nuestro ser debe albergar algo muy intimo que es nuestro y de nadie mas. Aunque no obstante contemos la mayor parte de nuestras experiencias sin importar o contar con la compresión de los demás. Dejando atrás cuentos e historias confusos colmados de todo tipo de sentimiento ya caduco. La fugacidad de la vida es cuando un día tu libertad, tu vida personal y egoísta es el núcleo de tu existencia y la noche de ese mismo día mutas de un gusano gordo blanduzco y pegajoso a una hermosa, ligera y colorida mariposa. Un ser desapegado en cuestiones materiales,generoso, preocupado por los demás sin embargo apegado a ellos de manera sumisa o dominante. Es aquí puede nacer el origen del dolor el miedo a perder algo que consideramos nuestro (aunque esta posesión es tan irreal como la posibilidad de acariciar una estrella) Ya decían los budistas que una causa del dolor es no solo el deseo de poseer algo sino que una vez obtenido ese codiciado premio surge el temor a perderlo. Pasa con las personas y con los objetos materiales no podemos evitar convertirnos en viejos avaros que ansían más y desconfían de lo que atesoran alimentando el sufrimiento. Pero si encauzamos el rio del afecto y el cariño por valles desinteresados, por senderos donde el amor no sea egoísta ni posesivo, montes donde respetemos la libertad del otro, un paraje utópico donde el otro tampoco corte nuestros sueños donde estos sean apoyado y avivados por la otra persona.
Vivamos todos en ese rincon natural
(Es una relfexion general, del pasado y de la vida comun de las personas, no alude al presente, mi hoy y mi mañana son felices, de momento)
2 comentarios:
Fantástica reflexión que habla de cómo son los afectos, y que me ha hecho temblar de emoción de saber que existe también alguien que siente lo que yo siento. Es la libertad y la generosidad los que conducen el camino de los sentimientos, y tan sólo con ellos se construyen esos lugares que vamos habitando, sin tiempo, sin espacio, sin forma, más que en una città ideale, aquella desde la que se pensaba la Italia renacentista, Urbino. Gracias.
Una alegria al saber que sientes mis palabras y que hay mas gente que piensa asi,con esa generosidad de emocion, las gracias te las debo dar yo a ti.
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